Kinga tiene 18 años. En nuestro primer encuentro le hice fotos en posturas sexy, y luego totalmente desnuda. Desgraciadamente no la pude convencer para llegar hasta el final y perder su inocencia. Nuestra segunda reunión fue mucho mejor. No quería perder la virginidad pero me dejó fotografiarle el himen. Tenía un plan. Era muy inocente y no tenía experiencia con los hombres y la seducción. Mientras la colocaba para las fotos del himen, separé sus labios y le toqué el himen con mi dedo. No podía imaginarse las sensaciones que le podía proporcionar. Moví mi dedo despacio alrededor con movimientos suaves y lentos, conseguí atravesar su himen con mi dedo y tocar su vagina prieta. ¡Estaba caliente y húmeda! Seguí deslizando mi dedo hacia fuera y hacia dentro y ella tembló de miedo y nerviosismo. Saqué el dedo y miré su sexo ardiente. Se tumbó y cerró los ojos y empezó a mover sus caderas lentamente con los movimientos de un coito. Estaba lista para eso...